Con la firma del gobernador Gavin Newsom, California se convirtió en el primer estado de Estados Unidos en establecer un sistema de supervisión y control sobre los reclutadores de mano de obra extranjera, un sector que históricamente había operado sin fiscalización.
La ley AB 1362, impulsada por el asambleísta Ash Kalra, exige que los reclutadores que gestionan trabajadores con visas agrícolas H-2A se registren oficialmente ante el estado y depositen una fianza que garantice el cumplimiento de las normas.
Durante el acto celebrado en las escalinatas del Capitolio Estatal de California, líderes empresariales, legisladores y sobrevivientes de abusos laborales celebraron la entrada en vigor de la medida, describiéndola como “un avance histórico en la lucha contra la explotación y la trata laboral”.
Un nuevo marco de responsabilidad y confianza para el empleo agrícola
La legislación busca crear un sistema verificado y transparente tanto para trabajadores como para empleadores. Según cifras de los organizadores, entre 40,000 y 50,000 trabajadores agrícolas llegan a California cada año mediante el programa H-2A, lo que convierte al estado en uno de los mayores receptores de mano de obra extranjera en el país.
Para Joe Martínez, director ejecutivo de la organización CIERTO, esta regulación no solo protege a los empleados vulnerables, sino que también beneficia a los negocios comprometidos con la ética:
“Con esta ley, se eliminan incentivos para los reclutadores que engañan y se fortalece a las empresas responsables”, afirmó Martínez.
De este modo, la AB 1362 nivelará el terreno de competencia al reconocer el valor de las prácticas justas dentro de la cadena de suministro agrícola.
Una legislación que responde a un vacío histórico
Antes de la aprobación de esta norma, los reclutadores de mano de obra extranjera operaban sin rendir cuentas, lo que permitía prácticas como el cobro indebido de tarifas, promesas falsas de empleo o condiciones laborales abusivas.
La nueva ley pretende cerrar ese vacío, estableciendo un registro estatal y obligaciones financieras que dificulten las prácticas de explotación.
Sin embargo, líderes comunitarios advirtieron que alrededor de 300,000 trabajadores temporales aún no están cubiertos por esta regulación, al laborar bajo otros tipos de visas.
“Este es un paso vital, pero no el último. Seguiremos luchando hasta que todas las personas trabajadoras temporales tengan acceso a estas garantías”, declaró Kanti Salgadu, líder sobreviviente de abusos laborales.
Impacto económico y ético: una lección para los negocios responsables
Más allá del ámbito legal, la AB 1362 ofrece un mensaje poderoso para los pequeños empresarios y empleadores agrícolas: la ética laboral es también una estrategia de crecimiento sostenible.
La transparencia en la contratación y el respeto a los derechos humanos fortalecen la reputación de las empresas y generan confianza con socios, clientes y comunidades.
Para los emprendedores latinos que dependen del trabajo agrícola o de contrataciones temporales, esta ley representa un ejemplo de cómo la regulación puede convertirse en un motor de innovación y justicia social, sin frenar la productividad.
California como modelo nacional en protección laboral
El comunicado de las organizaciones promotoras destacó que la aprobación llega en un momento crítico, marcado por una reducción de las salvaguardas federales para trabajadores inmigrantes.
Ante esa brecha, California vuelve a posicionarse como pionera, mostrando que la colaboración entre el gobierno, las empresas y la sociedad civil puede crear entornos laborales más justos y competitivos.
“La concientización es fundamental para que los trabajadores sepan cómo protegerse y para que los empleadores conozcan las normas”, subrayó Aradhana Tiwari, asesora de políticas de la Iniciativa contra la Trata de Personas Sunita Jain.
Esta iniciativa refuerza el compromiso del estado con la equidad económica y la justicia laboral, pilares clave para el desarrollo de una economía inclusiva.
Construir negocios con propósito
El éxito de la AB 1362 no dependerá solo de su aplicación legal, sino de la conciencia colectiva de empleadores y comunidades.
Para los empresarios latinos, este momento ofrece una enseñanza clara:
Los negocios que respetan y valoran a su gente son los que realmente prosperan.
Invertir en ética, en condiciones justas y en transparencia no es un costo, sino una inversión en sostenibilidad y reputación.
California ha dado el primer paso; ahora, el reto será inspirar a más estados —y a más empresas— a construir un mercado laboral más humano y responsable.
Vía El Latino Online



