Target anunció este jueves el recorte de 1,800 empleos corporativos, marcando su primera ola de despidos significativa en diez años.
La medida forma parte de una estrategia de transformación que busca revertir cuatro años de ventas estancadas y fortalecer la posición de la compañía frente a una competencia cada vez más dinámica en el sector minorista.
Según la información compartida por la empresa, los despidos se componen de 1,000 puestos eliminados y 800 vacantes que no serán cubiertas, lo que representa cerca del 8% de su plantilla corporativa total.
Los empleados afectados recibirán su notificación el próximo martes, junto con un paquete de indemnización y beneficios vigentes hasta el 3 de enero de 2026.
Un cambio de liderazgo en medio de una etapa desafiante
El anuncio llega en un momento clave para Target, que se prepara para un relevo en la dirección ejecutiva.
Michael Fiddelke, actual director de operaciones y exdirector financiero, asumirá oficialmente el cargo de CEO el 1 de febrero de 2026, sucediendo a Brian Cornell, quien lideró la empresa durante varios años de expansión.
Fiddelke, considerado uno de los ejecutivos con mayor conocimiento interno de la operación, también está al frente de la Oficina de Aceleración Empresarial, un programa lanzado en mayo con el objetivo de simplificar procesos, adoptar nuevas tecnologías y optimizar el crecimiento de la compañía.
Los retos detrás del ajuste: ventas, inventario y confianza del consumidor
La cadena con sede en Minneapolis ha enfrentado una reducción del tráfico en tiendas, problemas de inventario y una respuesta negativa del cliente, lo que ha afectado sus resultados financieros.
Las ventas anuales se prevén a la baja este año, y el precio de las acciones de Target ha caído un 65% desde su máximo histórico en 2021.
En contraste, su competidor directo Walmart ha logrado mantener un crecimiento sólido: sus acciones subieron un 123% en los últimos cinco años, frente a una disminución del 41% de Target en el mismo periodo, según datos de GlobalData Retail.
Una de las debilidades estructurales de Target es que solo la mitad de sus ventas proviene de comestibles y productos esenciales, mientras que Walmart genera el 60% de sus ingresos en ese segmento, lo que le brinda mayor estabilidad frente a los cambios económicos y la confianza del consumidor.
“Demasiadas capas nos estaban frenando”: el mensaje de Fiddelke
En un memorando dirigido a los empleados, Fiddelke reconoció que los recortes son “un paso difícil pero necesario” para construir el futuro de Target.
“El exceso de complejidad y las capas de gestión que hemos acumulado con el tiempo han ralentizado la toma de decisiones y obstaculizado la innovación”, afirmó.
El nuevo CEO busca reducir la burocracia, dar más agilidad a la empresa y permitir que las ideas se concreten con mayor rapidez.
“Nuestro objetivo es volver a crecer, ser más simples, más veloces y más relevantes para nuestros clientes”, añadió.
Una lección de reinvención para los negocios
La decisión de Target deja una enseñanza valiosa para los pequeños empresarios: a veces, simplificar es la clave del crecimiento.
Cuando las estructuras se vuelven demasiado complejas o los procesos se multiplican, las empresas —sin importar su tamaño— pierden velocidad y claridad en su propósito.
Este tipo de transformaciones reflejan que incluso los gigantes minoristas deben ajustar su rumbo, eliminar lo innecesario y reconectarse con lo esencial: el cliente y la eficiencia operativa.
En palabras de Fiddelke, el objetivo final es “liberar el potencial de la organización para volver a construir una Target más ágil, más enfocada y preparada para los próximos diez años”.
Vía CNBC



