El vínculo comercial entre Estados Unidos y México alcanzó un punto histórico en 2025. Durante los primeros siete meses del año, las exportaciones estadounidenses hacia México sumaron $197,160 millones de dólares, consolidando al país latino como su principal socio comercial y el epicentro de las cadenas de producción norteamericanas.
Pero este fenómeno va más allá de las cifras: refleja una transformación estructural del continente, donde México se ha convertido en el taller productivo de Estados Unidos, y Estados Unidos en el proveedor estratégico de tecnología, energía y maquinaria.
Para los emprendedores latinos, esto representa una oportunidad sin precedentes para integrarse a cadenas de valor regionales, aprovechar la relocalización de empresas (nearshoring) y construir negocios conectados a la economía binacional.
El nuevo mapa del comercio: México lidera el intercambio con Estados Unidos
En 2025, México superó a Canadá y China como el principal socio comercial total de Estados Unidos, abarcando el 15% del comercio global estadounidense.
El dato más relevante: más del 40% de las importaciones totales de México provienen de EE. UU., evidenciando una dependencia mutua cada vez más sólida.
Este crecimiento está impulsado por una tendencia clara: la necesidad de Estados Unidos de relocalizar su producción en un entorno geográficamente más seguro y competitivo, una respuesta directa a las tensiones con China y a las interrupciones logísticas derivadas de la pandemia.
T-MEC: el escudo y motor del comercio norteamericano
El Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC) actúa como la columna vertebral de esta integración.
Las Reglas de Origen (ROO) y el Valor de Contenido Regional (VCR) obligan a que los productos manufacturados dentro de la región contengan un mínimo de insumos norteamericanos, elevando el VCR automotriz al 75%, frente al 62.5% del antiguo TLCAN.
Este marco impulsa la producción conjunta y protege a los exportadores del riesgo de aranceles.

Sin embargo, también exige profesionalizar las operaciones: la trazabilidad, el cumplimiento y la certificación de origen se han convertido en nuevas competencias estratégicas para toda empresa que quiera formar parte de la cadena.
Lección para negocios latinos: invertir en cumplimiento del T-MEC no es un gasto, es una puerta directa a los contratos regionales más lucrativos.
Los sectores que mueven la balanza: tecnología, transporte y energía
Durante el primer semestre de 2025, los tres sectores líderes en exportaciones estadounidenses hacia México fueron:
| Sector | Valor (USD miles de millones) | Participación | Impulso clave |
|---|---|---|---|
| Productos de Cómputo y Electrónicos | 32.8 | 19.5% | Nearshoring tecnológico |
| Equipo de Transporte | 21.7 | 12.9% | Industria automotriz y T-MEC |
| Productos Químicos | 14.9 | 8.8% | Farmacéutica y petroquímica |
Más de la mitad del valor exportado corresponde a insumos industriales y bienes de capital, lo que demuestra que Estados Unidos y México operan como una fábrica integrada, donde el valor se genera en ambos lados de la frontera.
1. Electrónica: el nuevo motor de la manufactura mexicana
Por primera vez, los productos de cómputo y electrónicos desplazaron al sector automotriz del primer lugar.
El valor de exportaciones estadounidenses en este rubro alcanzó $32.8 mil millones, impulsado por la llegada masiva de inversiones tecnológicas a México.

Empresas que antes operaban en Asia ahora instalan plantas en Nuevo León, Chihuahua y Querétaro, aprovechando la cercanía logística con Estados Unidos. Este cambio está generando una nueva generación de manufactura no automotriz, centrada en equipos eléctricos, microcomponentes y tecnología de consumo.
Para emprendedores: los negocios que ofrezcan mantenimiento, servicios técnicos, empaques, o distribución logística para el sector electrónico tienen un futuro garantizado en el ecosistema del nearshoring.
2. Transporte y automotriz: el flujo que mantiene viva la región
El equipo de transporte sigue siendo el alma de la producción regional.
México ensambla y exporta vehículos, pero casi el 90% de las autopartes que utiliza provienen de Estados Unidos.

Las empresas estadounidenses venden motores, transmisiones y partes eléctricas, mientras las plantas mexicanas completan el ensamblaje y devuelven los vehículos terminados al mercado norteamericano.
El cumplimiento del VCR del 75% bajo el T-MEC ha sido clave para que este modelo siga siendo rentable, fortaleciendo el papel de los proveedores de autopartes, energía y logística como piezas críticas del sistema.
3. Energía: el flujo invisible que sostiene la producción
El comercio energético es el segundo pilar más sólido de esta integración.
Estados Unidos exportó $14.7 mil millones en productos de petróleo y carbón en la primera mitad de 2025, además de 6.6 mil millones de pies cúbicos diarios de gas natural.
México depende de este suministro para mantener su industria manufacturera y generación eléctrica.

La tendencia seguirá al alza, especialmente con el desarrollo de nuevas terminales de Gas Natural Licuado (GNL) que utilizarán gas estadounidense.
Oportunidad estratégica: los negocios enfocados en transporte energético, infraestructura y mantenimiento industrial tienen en México una demanda sostenida por la próxima década.
4. Agricultura y alimentos: el mercado prioritario de exportación
México también se ha convertido en el principal destino agrícola de Estados Unidos.
En 2024, las exportaciones agroalimentarias sumaron $30.2 mil millones, lideradas por el maíz, carne de cerdo, productos lácteos y soja.

El crecimiento de la demanda se explica por el aumento del consumo interno y los efectos del cambio climático en la producción local.
Dato para productores y distribuidores: los alimentos procesados, proteínas animales y bases de bebidas tienen una ventana de expansión directa al mercado mexicano, especialmente en el canal digital B2C.
El nearshoring: la fuerza estructural que está redefiniendo la región
El fenómeno del nearshoring es mucho más que una tendencia; es un reordenamiento industrial continental.
Las empresas buscan acortar distancias, reducir riesgos y aprovechar la fuerza laboral mexicana. Esto ha detonado una segunda ola de inversión extranjera directa (IED) que ya transforma la frontera norte.
Las ciudades de Monterrey, Saltillo y Ciudad Juárez se han convertido en hubs de manufactura avanzada, generando miles de empleos y abriendo espacio para proveedores locales de servicios, transporte, materiales y mantenimiento.
Lección para empresarios: el futuro no está en competir con los grandes fabricantes, sino en convertirse en su socio estratégico.
Riesgos, cumplimiento y oportunidades para el futuro
El éxito del comercio regional depende del cumplimiento de las normas del T-MEC y de la estabilidad política.
La trazabilidad de insumos y el valor de contenido regional son los factores que decidirán qué empresas ganan terreno.
La recomendación clave para los pequeños empresarios:
- Invertir en capacitación técnica y certificaciones.
- Formar alianzas con distribuidores binacionales.
- Digitalizar procesos para aprovechar el comercio electrónico transfronterizo, que crece 15.4% anual.
Una frontera que une, no que divide
El comercio entre Estados Unidos y México ya no se define por quién vende más, sino por cómo producen juntos.
La relación se ha transformado en un sistema integrado donde la innovación, la energía y la confianza son los nuevos motores.
Fuentes: United States Census Bureau, Co Production International, Federal Reserves Bank Dallas, Haynes Boone, American Chamber México, Docusing, Office of the United States Trade Representative, Natural Gas Intelligence, Banco Base, Cámara de Diputados de México, Revista mexicana académica, Presedence Research, Global-E, Congreso de la Carne, Opportimes, U.S. Energy Information Administration, Mexico Bussines News


